Escuche la siguiente historia de Jack Canfield:

Monty Robert era un alumno que cursaba el último año en el colegio. Un profesor le puso un trabajo a él y al resto de la clase de escribir en un papel lo que querían hacer cuando crecieran. Monty era el hijo de un entrenador de caballos y había trabajado con caballos toda su vida, así que su sueño era tener un rancho de caballos.

Esa noche, Monty escribió siete paginas describiendo su sueño de un día poseer ese rancho. Escribió con mucho detalle sobre su sueño e incluso dibujo un diagrama del rancho que se imaginaba, mostrando la ubicación y la distribución de la construcción y los establos. Luego, dibujo cerca al rancho la casa de sus sueños de más de 800 mt2 en medio de una hacienda muy grande rodeada de árboles y naturaleza.

Monty puso todo su corazón en ese proyecto y al otro día se lo entrego a su profesor. Dos días más tarde recibió su informe de vuelta. Al frente de la primera página, había una grande y roja F con una nota que decía: “Búscame después de clase”.

El niño con el sueño fue a ver a su maestro después de clases y le pregunto: “¿Por qué me reprobó?”

El maestro respondió: “Este no es un sueño realista para un pequeño niño como tú. No tienes nada de dinero. Vienes de una familia pobre. No tienes recursos. Ser dueño de un rancho de caballos requiere mucho dinero. Tienes que comprar la tierra. Tienes que comprar materiales y pagar muchas comisiones. No existe ninguna manera en la que puedas lograrlo.”. Luego, el maestro añadió: “Si vuelves a hacer el trabajo y escribes un sueño más realista, reconsideraré tu calificación”.

Monty se llevo sus papeles a casa y le conto lo sucedido a su padre, quien le dijo que esa era una decisión que tenía que tomar por su cuenta. Durante la próxima semana, Monty pensó con mucho cuidado en lo que debía hacer.

Finalmente, al final de la semana, decidió dejar su proyecto exactamente como estaba. Le volvió a entregar el trabajo a su profesor sin haberle hecho ninguna modificación, y le dijo: “Puedes quedarte con tu F y yo me quedare con mi sueño”.

Canfield concluye la historia compartiendo que cada año asiste al enorme rancho de Monty para presenciar eventos de caridad donde recaudan dinero para apoyar diversas causas. Monty tenía una visión muy clara de su sueño y nunca renuncio a él, sin importar lo que opinara su maestro o la cantidad de dinero que tenía su familia, y por esta razón ya no tiene que volver a cerrar sus ojos para ver sus sueños.