“El sistema educativo no tiene como fin ayudar a la gente a hacerse inteligente, sino impedir que sean inteligentes. Existe para reducir a todo el mundo a la mediocridad, para que todo el mundo pueda ser reducido a una erudición estúpida. Y veinticinco años de condicionamiento, desde el jardín de infancia hasta la universidad, pueden reducir a cualquiera a ser un erudito estúpido, pueden hacer mediocre a cualquiera, porque la educación exige que la gente reproduzca lo que se le ha enseñado. Ese es el criterio que usan para juzgar su inteligencia.
Ese puede ser el criterio para juzgar la memoria de loro, pero ese no es un criterio de inteligencia. La inteligencia es un fenómeno totalmente diferente. La inteligencia no tiene nada que ver con la repetición; de hecho, la inteligencia aborrece la repetición. La inteligencia siempre intentara vivir la vida a su manera. La inteligencia siempre querrá hacer sus propias cosas. La inteligencia querrá profundizar en los misterios de la vida sin seguir una seria de fórmulas o estrategias preestablecidas; la inteligencia siempre es original.
Las universidades no permiten que haya gente inteligente. Excluyen a la gente original; todo su esfuerzo consiste en destruir la originalidad, porque la gente original siempre creara problemas a la sociedad. No serán tan fáciles de manipular, y no serán tan fácil reducirlos a ser empleados y profesores de escuela; no será fácil reducirlos a ser maquinas eficientes. Se afirmaran a sí mismos, intentaran vivir la vida no de acuerdo a un patrón, sino de acuerdo a su propia comprensión.
Una dolorosa verdad