Isaac Newton fue una de las personas más brillantes que jamás existió. Pero hay una enorme diferencia entre ser un físico y matemático inteligente, y un inversor inteligente. Y, desafortunadamente para él, Newton aprendió esta lección dolorosamente. Esta es una pequeña anécdota de las aventuras de Sir Isaac Newton invirtiendo en South Sea Company publicada en el Wall Street Journal muchos años atrás:

“En el verano de 1720, Sir Isaac Newton era dueño de unas acciones en South Sea Company, la acción más popular de Inglaterra en ese entonces. Al sentir que el mercado se estaba saliendo de control, el gran físico murmuró que ‘podría calcular los movimientos de los cuerpos celestiales, pero no la locura de las personas’. Newton vendió sus acciones de South Sea Company, embolsándose un beneficio del 100%, o £7,000, lo que en ese entonces era muchísimo dinero. Pero unos meses más tarde, bajo un entusiasmo salvaje del mercado, Newton volvió a entrar a un precio mucho más alto, y perdió £20.000 (o más de $6 millones de dólares en dinero de la actualidad). Durante el resto de su vida, las personas a su alrededor tenían prohibido decir las palabras “South Sea” en su presencia”.

Esta es una grafica que muestra cómo se movió la acción de South Sea en ese entonces:

Newton obviamente no era una persona tonta. Era un matemático y físico brillante. Pero este pequeño episodio muestra que no era muy inteligente cuando se trataba de dinero o de inversiones. Newton violo una de las reglas más básicas de las inversiones: “Cuando vayas a invertir, remueve todas tus emociones”. En lugar de remover las emociones, Newton salto al mercado cuando todos los demás lo estaban haciendo y se dejó arrastrar por la multitud. Fue codicioso cuando todos los demás fueron codiciosos, y termino perdiéndolo todo. Como dijo Benjamín Graham, el mentor de Warren Buffett: “El mayor enemigo de un inversor, es él mismo”.

Ser inteligente en la escuela no se traduce a ser inteligente en el mundo del dinero, de las finanzas y de las inversiones.