En 1944, en una conferencia de 44 países realizada en Bretton Woods, se formo el Fondo Monetario Internacional (FMI), e Banco Mundial (BM) y se llegó a la decisión de que el dólar sería la divisa de reserva del mundo. En ese mismo año, a través del Acuerdo Bretton Woods, Estados Unidos le prometió al mundo respaldar su dólar con oro, y con esa promesa, el dólar se convirtió en la primera divisa global.
En la década de los cincuenta, los antiguos enemigos de Estados Unidos, Alemania y Japón empezaron a vender automóviles Volkswagen y Toyota en los Estados Unidos. Entre más importaba Estados Unidos estos productos, más dólares salían del país. Estos dólares los usaban los países que exportaban hacia Estados Unidos para intercambiarlos por oro, por lo que las reservas de oro que tenia Estados Unidos comenzaron a disminuir debido a su déficit comercial.
En 1971 Estados Unidos rompió su promesa de 1944. Richard Nixon, el presidente en ese entonces, rompió esta promesa para impedir que el oro saliera de Estados Unidos. Si Nixon hubiera continuado intercambian dólares por oro, eso habría resulto el problema de que el oro saliera de Estados Unidos. EE.UU. habría sido castigado por importar más de lo que exportaba y habría tenido que empezar a producir mejores productos a precios más competitivos (lo que también se conoce como “capitalismo”), y entonces el oro habría regresado.
Pero en lugar de eso, las elites asesinaron al capitalismo, las fabricas se vieron forzadas a cerrar sus puertas y los empleos se fueron a países con mano de obra más barata.
El patrón oro fue roto para que los banqueros y los gobiernos pudieran imprimir dinero a su antojo. A partir de 1971, no existe limite a la cantidad de dinero que pueden crear de la nada.