La Fed, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y otros bancos centrales han fabricado dinero para financiar las actividades bancarias a expensas de la gente. Desde la crisis financiera, estos ilusionistas han creado dinero, alterado la naturaleza del sistema financiero y orquestado un atraco que permite a los bancos más poderosos y a los bancos centrales dirigir el mundo.

Desde la crisis, los bancos centrales del G7 han inyectado dinero en bancos privados a través de un proceso monetario oscuro y poco convencional denominado Expansión Cuantitativa (EQ). EQ es un termino sumamente complejo que implica a un banco central que fabrica dinero electrónico y luego lo inyecta en bancos y mercados financieros a cambio de la compra de bonos o valores. El resultado de esta maniobra es elevar la oferta monetaria dentro del sistema financiero, reducir las tasas de interés e impulsar el precio de esos valores. Este esquema hace que el costo del dinero se haga anormalmente barato y mantenga artificialmente de pie a los bancos que técnicamente están quebrados y a los sistemas financieros.

Diez años después de que comenzó la crisis, los seis grandes bancos de EE. UU. (JP Morgan Chase, Citigroup, Wells Fargo, Bank of América, Goldman Sachs, y Morgan Stanley) colectivamente retienen 43% más depósitos, 84% más activos y tres veces más dinero del que tenían antes de la crisis. La Fed permitió a los bancos más grandes de Wall Street duplicar el riesgo que aniquilo al sistema en 2008. Hay que recordar que la Fed nació como una propuesta de un banco central que respaldara a los bancos privados en el caso de una crisis financiera, no como un banco central que cuidara la economía. La Fed emergió como el ultimo recurso para los bancos privados que necesitaban liquidez o, también, fabricar “dinero” cuando el crédito era limitado o no estaba disponible.

 

Los bancos centrales han creado una burbuja de dinero artificial, diseñada con el propósito de proveer a los bancos y mercados capital barato. El problema es que los bancos centrales no tienen un plan b en el caso de otra crisis, salvo seguir imprimiendo dinero. Nos dirigimos a otra época de crisis. La pregunta no es si sucederá, sino cuando sucederá.

Al igual que el Dr. Frankenstein, los bancos centrales han creado algo con implicaciones más allá de su propio entendimiento. Si la Fed sube las tasas muy alto o rápido, puede ocasionar un desplome global. Aunque no son elegidos por los votantes, los banqueros centrales influyen en el gobierno y en las decisiones más importantes de nuestro mundo.